sábado, 12 de abril de 2008

Verdeos de Invierno: Rye Grass Anual

Introducción

Durante el último ciclo productivo 1998, diversos ensayos de producción forrajera conducidos por distintos organismos oficiales han determinado que, utilizando las mismas fechas de siembra, son mayores -una vez más- las producciones de forraje en verdeos de rye grass anual comparadas con las de verdeos de avena.
Es así como en el oeste de la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Carlos Casares, el promedio de producción de 9 cultivares de rye grass anual superó en un 123% al promedio de producción de 7 cultivares de avena. En Luján, para siembras efectuadas el 20 de marzo, dicha diferencia favoreció al rye grass anual en un 130 %.

A continuación se describen determinadas pautas en el manejo del rye grass como verdeo de invierno, tomadas de aquellos pioneros que han comenzado su 4to. o 5to. año de producción de la especie forrajera como pastura monofítica.

Siembra

Ha de realizarse desde fines de febrero hasta mediados de marzo, de manera tal de comenzar con la primera utilización entre el 15 de abril y el 15 de mayo.
Con siembras posteriores a las fechas indicadas, disminuye la producción temprana, alargando el tiempo de espera hasta el primer pastoreo.
Con fechas de siembra tempranas y ayuda de fertilización, hacia mediados de abril podrá comenzar el primer aprovechamiento.
La densidad de siembra promedio utilizada en la zona es de 20 kg/ha de semilla de buen valor cultural, pureza y poder germinativo.
La preparación del suelo debe ser lo más firme y pareja posible, similar a la buscada para la implantación de una pastura convencional.
La profundidad de siembra no debe ser superior a 1 cm y, en lo posible, con ruedas compactadoras. En algunos casos, la "arista" que posee la semilla dificulta el corrimiento de la misma en los sistemas de siembra. Algunos productores utilizan triguillo como sostén de ayuda. En otros casos, el agregado de 20 kg/ha de fosfato diamónico a la semilla soluciona dicho problema.
Nunca utilizar urea, ya que en caso de seca, las plantas nacen y la urea concentrada las puede quemar.
Gentos prefiere efectuar el desaristado de su producción de semilla de rye grass Tama; de esta forma, no se produce ningún tipo de atoramiento en los tubos de la sembradora.

Peso de 1000 semillas

En más de una oportunidad hemos escuchado que una buena semilla de rye grass Tama debe pesar más de 3.5 g por cada 1000 semillas.
Básicamente este mecanismo sirve para determinar si la semilla se encuentra o no contaminada con rye grass común, el cual posee un peso menor que la semilla de rye grass Tama. También debemos aclarar que el peso de la semilla de este último varía según hayan sido las condiciones del año de producción. En años secos, la semilla será más liviana y en años húmedos más pesada.
Consideramos importante confiar en un proveedor determinado de semilla, basando en esta confianza la seguridad de la pureza genética del rye grass Tama.

Control de pulgón

Por problemas de complejidad en su aplicación, no se han utilizado insecticidas en la siembra hasta el momento. Se prefiere hacer aplicaciones posteriores a la misma, efectuando un importante control y monitoreo.

Siembra directa

Existen datos prácticos y concretos que determinan el éxito de este tipo de siembras en cuanto a la producción posterior. Básicamente se debe tener en cuenta que el tamaño de semilla es menor que en el caso de cultivos agrícolas, con lo cual la tolerancia a rastrojos excesivos en superficie es menor. Si se efectúa un manejo adecuado de los mismos buscando su reducción, los sistemas de siembra directa resultarán exitosos, y aun más en aquellos años con falta de lluvias y escasa humedad en suelo.

Fertilización

El rye grass Tama posee una gran respuesta a la fertilización, y la utilización de este recurso determinó dejar de lado otros verdeos invernales.
Los productores del oeste manifiestan que la alfalfa, el rye grass anual y el silo de maíz son los recursos forrajeros que más impactaron en los últimos años de producción.
En aquellos suelos con escasos niveles de fósforo, la utilización de fosfato diamónico en la siembra es fundamental. También se utiliza urea al arranque, buscando ayudar el crecimiento inicial y, por lo tanto, el arranque temprano de los pastoreos.
Las dosis más utilizadas son 50-60 kg/ha de fosfato diamónico en la línea de siembra y de 50 a 100 kg/ha de urea. La urea se incorpora previamente a la siembra con una rastra de disco. Por las experiencias recogidas, existirían dos momentos importantes en cuanto a la fertilización nitrogenada. El primero de ellos, en la siembra o temprano durante el otoño y el segundo, a la salida del invierno (agosto) pensando fundamentalmente en la producción de reservas.
Con la fertilización otoñal, se busca básicamente una mayor producción de hojas y macollos. En primavera se busca una mayor tasa de elongación foliar.

Producción y calidad

Es normal que un rodeo al cambiar de un pastoreo de avena a otro de rye grass aumente la producción. En mediciones efectuadas durante el otoño, se ha encontrado que el rye grass posee el doble de hidratos de carbono que la avena y que, con adecuadas condiciones de humedad y fertilidad, su tasa de crecimiento es mayor.
Esto es lo que determina que tanto en leche como en carne el rye grass anual sea una excelente alternativa productiva.

Ciclo y reserva

El rye grass es -luego del maíz- uno de los mejores materiales para ensilar en primavera por sus valores de hidratos de carbono solubles, con lo cual se puede lograr un silo de valores similares a los del maíz en cuanto a energía, pero mucho más altos en cuanto a proteína.
En cuanto al ciclo del rye grass, la fecha óptima de confección de reservas en el oeste de Buenos Aires resulta ser hacia el 10 de octubre, ya que luego de este momento comienza a encañar.
Durante el mes de septiembre, se han encontrado valores de proteína de entre el 16 y 20%, factor muy importante a fin de lograr un silo de calidad.

Cultivares

El cultivar Grasslands Tama, o simplemente Tama, representa más del 80% del mercado de rye grass anual en la Argentina. De origen neocelandés, ha sido adoptado por el productor ganadero argentino básicamente por su excelente calidad de hoja y sus altos niveles de producción.
Sin embargo, la industria genética mundial ha desarrollado nuevos cultivares que se diferencian fundamentalmente por sus ciclos de producción, calidad de forraje y resistencia a enfermedades de hoja.
Cultivares como el Titán (obtenido en Uruguay por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria), el Magnum o el Hércules (ambos de origen norteamericano) lideran el mercado de nuevos cultivares de ciclos largos de producción.
Cultivares como el Florida (de origen norteamericano) predominan en el mercado de cultivares de alta concentración de producción invernal y ciclo más corto.
En el conocimiento detallado de cada uno de estos nuevos cultivares, encontraremos la respuesta al interrogante más escuchado: cuál será el mejor……aquel que nos ofrezca lo que nosotros necesitamos.

Gentos. 1999. Avances, Bs.As., 03/1999.

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